Seguimos con nuestro pequeño homenaje a Ángel Martínez Rodas
completando la saga de artículos sobre los sentidos de la carpa, en esta
ocasión trataremos el gusto.
Hasta hace no muchos años, el gusto era el único sentido que
despertaba el interés estratégico de un pescador. Si una mañana estabas sacando
más peces que nadie, y alguno de los presentes se acercaba a ti para averiguar
por qué, se limitaba a hacer una sola pregunta, ¿ a qué te están picando?
Aunque las cosas han cambiado considerablemente, aún sigue vigente esa creencia
según la cual es posible encontrar un cebo de sabor irresistible. Una muestra
de que es así, son las expresiones que las firmas comerciales siguen utilizando
para la promoción de sus productos: “ingredientes secretos”, “vuelve locos a
los peces”, “campeón del mundo” , etc. No hay duda de que existen formas de
aumentar el atractivo de un cebo manipulando su sabor; de hecho, en la
acuicultura hace años que se utilizan con notable eficiencia. Pero su utilidad
práctica en nuestro deporte es mucho más limitada de lo que esas expresiones
parecen sugerir. Y siempre serán inútiles si no se acompañan de los tres
elementos básicos de la pesca: VISIÓN DEL AGUA, PRESENTACIÓN DEL CEBO Y
TÁCTICAS DE CEBADO.
El sentido del gusto y el olfato son muy similares, los dos
sirven para captar las sustancias químicas presentes en el medio, y ambos
requieren que esas sustancias encajen en sus receptores como una llave en una
cerradura.
Ambos sentidos captan sustancias disueltas en el agua. A
esas semejanzas debemos añadir que el sabor y el olor son procesados a menudo
conjuntamente provocando una sensación combinada que hace difícil determinar
cuál de los dos es el responsable de la reacción final del pez.
Entre el olfato y el gusto existen importantes diferencias.
Primera: El olor es una sensación imprecisa(“comida”)
estimulada por una pequeña muestra de moléculas alejadas de la fuente; en
cambio, el gusto es una sensación mucho más precisa(“lombriz”) provocada por un
conjunto específico de sustancias químicas a corta distancia de la fuente.
Segunda: Las sustancias que le dan buen olor a un cebo no
coinciden con las que le dan buen sabor.
Tercera: Las preferencias gustativas difieren más de una
especie a otra que las olfativas.
Cuarta: Mientras el olfato interviene en cinco tipos de
conducta: alimentación, detección del peligro, interacción social, orientación,
y reproducción. El gusto está esencialmente asociado a la alimentación, aunque
también interviene en la detección del dióxido de carbono y de ciertas toxinas.
ESTRUCTURA Y FUNCIONES DEL SISTEMA DEL GUSTO EN LOS PECES
Los peces, como nosotros, perciben el gusto de los alimentos
a través de las papilas gustativas, una especie de botoncillos que alojan en su interior
alrededor de cincuenta células sensoriales cargadas de receptores sensibles a
los sabores. Anotómica y funcionalmente son muy similares a las nuestras, pero
su número es mucho mayor, y están localizadas
tanto en la boca(papilas orales) como en toda la superficie de su cuerpo
(papilas extra orales). Para que te hagas una idea de su número: frente a las
10.000 papilas gustativas que la lengua humana tiene de promedio, un pez gato
de 25cm cuenta con alrededor de 20.000 en la boca y en la faringe y otras
175.000 en la superficie del cuerpo.
En los comedores de fondo, son más abundantes y tienden a agruparse en la zona del vientre , en las
aletas pélvicas y pectorales, en la parte inferior de la cabeza, y en los
barbillones , donde son especialmente densas.
Los receptores orales y extra orales desempeñan funciones
claramente diferenciadas. Los externos, especialmente sensibles a los
aminoácidos, colaboran con otros sentidos en la fase final de la búsqueda.
Los peces también utilizan la información procedente de los
receptores extra orales para realizar una evaluación preliminar de la calidad
del alimento y decidir si lo rechazan o lo capturan. En el caso de haber
decidido lo segundo, el pez lo retiene en la boca durante unos instantes para
evaluarlo de nuevo a partir de las sensaciones que transmiten los receptores
orales. Esto determinará si se lo comerá y que cantidad comerá, si el cebo es
bueno y le gusta volverá a comer y estimulara su apetito aunque este saciado .
Los ciprínidos son autenticas maquinas de succionar, tanto que una carpa de dos
kilos puede succionar y filtrar medio litro de cieno que contenga 12 ver de
vasses haciéndose con ellos y eliminando
el resto en cuestión de segundos.
EFECTOS DE LOS SABORES EN LA CONDUCTA ALIMENTARIA DE LOS
PECES
De acuerdo con los
receptores del gusto que estimulan y con sus efectos en la conducta
alimentaria del pez, las sustancias químicas pueden clasificarse en seis tipos
o categorías.
Incitantes: activan los receptores gustativos externos
provocando la captura del alimento que las contiene.
Supresores: activan los receptores gustativos externos e
inhiben la iniciación de la ingesta.
Estimulantes: actúan a través los receptores orales,
excitando la voracidad del pez y prolongando la duración de la comida.
Disuasores: provocan la expulsión del alimento y detienen la
ingesta. Sus efectos están mediados por el sistema gustativo oral.
Potenciadores: aunque no son estimulantes propiamente
dichos, estas sustancias acentúan el sabor de la comida e incrementan su
consumo. Activan los receptores orales.
Indiferentes: sustancias neutras que no inducen ninguna
respuesta alimentaria.
Los cientos de sensaciones gustativas que pueden distinguir
los peces son distintas combinaciones d ellos cinco sabores primarios: ácido,
salado, dulce amargo y umami, que es transmitido por los aminoácidos y sirve
como un indicador de que un alimento es rico en proteínas (umami es un termino
japonés que se ha mantenido en todos los idiomas y significa riquísimo).
Os adjunto una tabla donde poder comprobar que tipo de
reacción tienen los peces frente a diferentes sustancias. Ya que lo que a una
especie puede resultar atrayente a otra puede hacerle el efecto contrario y se
repelente. Incluso siendo de la misma familia como es el caso de la carpa y el
carpín.
Destacar el ácido cítrico que resulta un potente estimulante
para la carpa y un fuerte disuasor para el carpín.
La betaína incrementa significativamente la capacidad
estimulante de los aminoácidos cuando se combina con ellos. Hay veces que ni
los aminoácidos funcionan solos de por si no la betaína.
También hay que saber que tipo de aminoácidos son atractores
para la carpa y cuales son indiferentes.
El sentido del tacto también participa en la
evaluación final: la dureza excesiva de un
cebo o la presencia de espinas o bordes afilados en su superficie pueden
provocar su rechazo. Desde el punto de vista práctico , la utilización de los
cebos duros en un modo muy efectivo de seleccionar el tamaño de tus capturas.
Hay muchos atrayentes naturales a nuestro alcance y al
servicio de nuestra propia alimentación como pueden ser : el caldo de carne y
de pescado, el sirope, la melaza de remolacha( muy rica en betaína), el
extracto de hígado, el aceite de sardinas en conserva con partículas del propio
pescado, y el extracto de gambas fermentadas, presente en tiendas chinas de
alimentación.
En este artículo vuelve a quedar patente la importancia de
la calidad de un cebo y de sus ingredientes de forma unitaria y en su dosis
justa.
Hola....exelente pagina....soy fanatico de la pesca de carpas en Argentina y tengo betaina para usar pero no se que cantidad ponerle a la masa.Yo hago una masa con 200 gramos de harina de maiz,200 gramos de harina de trigo y 200 gramos de harina integral,que cantidad le pongo de betaina?Gracias!
ResponderEliminarSi es pura con 10 gr tienes suficiente te
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